FELIZ NAVIDAD 2024

 

Oración

Oh, glorioso San Juan Pablo II, bendito pontífice que guiaste con sabiduría y amor a la Iglesia Católica. Hoy acudo a ti con humildad y devoción para pedir tu intercesión.

Tú, que viviste una vida de santidad y dedicación al servicio de Dios y de los demás, escucha mi petición. Imploro tu ayuda y protección en estos tiempos difíciles, donde el mundo necesita más que nunca tu ejemplo de fortaleza y esperanza.

San Juan Pablo II, modelo de amor incondicional hacia todos los seres humanos, ruega por nosotros y por nuestras necesidades. Ayúdame a crecer en la fe, a vivir con autenticidad y a seguir el camino de la virtud.

Te pido en especial que intercedas por (mencionar la petición personal). Confío en tu bondad y en tu cercanía con Dios para que mi súplica sea escuchada.

Oh, Santo Papa Juan Pablo II, te suplico que derrames tus bendiciones sobre mí y sobre todos aquellos que te invocamos con fe. Que tu intercesión nos proteja y nos guíe en nuestros caminos.

Con humildad y gratitud, te ruego que siempre estés presente en nuestras vidas, acompañándonos en cada paso que damos hacia la santidad. Amén.

Oración

"Oh, San Juan Pablo II, pastor amoroso y fiel, que guiaste a la Iglesia con sabiduría y compasión, escucha nuestras súplicas en este momento de necesidad. Intercede por nosotros ante el trono de Dios, ayúdanos a seguir tu ejemplo de humildad, amor y servicio hacia los demás. Fortalece nuestra fe, protege a nuestras familias y concede, si es la voluntad de Dios, la gracia que te pedimos (menciona tu petición aquí). Amén."

Oración

Oh San Juan Pablo II, guía de la Iglesia y mensajero de la paz,

te imploramos humildemente en busca de tu intercesión.

Tú, que luchaste incansablemente por defender la dignidad humana,

danos fuerza para enfrentar los desafíos de este mundo turbulento.

En tiempos de adversidad, no dejaste de entregarte a los demás,

inspirándonos a vivir una vida de amor y servicio desinteresado.

Con tu ejemplo, aprendimos la importancia de la fe y la esperanza,

y cómo nunca perder la confianza en la providencia divina.

San Juan Pablo II, patrón de los jóvenes y ferviente defensor de la vida,

te rogamos que intercedas por aquellos que buscan dirección y propósito en sus vidas.

Ayúdalos a encontrar el camino hacia la verdad y a abrazar la belleza de la libertad en Cristo.

Con profundo respeto y devoción, nos acercamos a ti, Santo Padre,

sabiendo que siempre estarás presente en nuestras oraciones.

Que tu sabiduría y amor continúen guiándonos en nuestro camino hacia la santidad,

para honrar tu legado y glorificar al Señor en todo lo que hacemos.

Amén.

Oración

Oh San Juan Pablo II, papa santo y fiel servidor de Dios, te invocamos en esta humilde oración. Tu vida fue un ejemplo de amor y entrega, una llama que iluminó los corazones de millones de personas.

Fuiste guía y pastor para la Iglesia, un defensor de la verdad y la justicia. Tus enseñanzas nos inspiran a seguir a Cristo, a amar al prójimo ya vivir con esperanza.

Intercede por nosotros ante el Padre Celestial, ruega por nuestras necesidades y aflicciones. Ayúdanos a perseverar en la fe, a luchar por la santidad ya ser testigos de amor.

San Juan Pablo II, amigo de los jóvenes, acompaña a las nuevas generaciones en su camino. Protégenos de los peligros y tentaciones del mundo, ayúdanos a construir un futuro lleno de paz y justicia.

Te encomendamos a nuestras familias y seres queridos, te pedimos que los bendigas y los guardes con tu amor. Danos fuerza en los momentos de dificultad, y danos alegría en nuestra vida cotidiana.

Gracias, San Juan Pablo II, por tu ejemplo de santidad, por tu amor incondicional y tu entrega total. Escucha nuestras plegarias y ruega por nosotros, hasta que podamos encontrarnos contigo en la gloria celestial.

Amén.

Juan Pablo II en El Rocío (14/6/1993)

El discurso de San Juan Pablo II en El Rocío el 14 de junio de 1993

El 14 de junio de 1993 el Papa San Juan Pablo II visitaba la aldea almonteña para postrarse ante la Virgen del Rocío. En aquella jornada histórica, el pontífice pisó las arenas del Rocío, como un peregrino más. Fue recibido entre aplausos y vivas por los rocieros que allí se congregaron. Era, sin duda, el respaldo definitivo de la Iglesia a esta devoción local, que ya hoy es universal.

Juan Pablo II amaba a España